Podríamos pensar que el hambre viene directamente del estómago, sin embargo, este solo es una parte mínima. En donde realmente surge la regulación del apetito es en el cerebro.
El cerebro y el circuito de la recompensa
Marcia Hiriart, académica del Instituto de Fisiología Celular, explica que el cerebro tiene una estructura llamada núcleo arcuato que regula el apetito mediante la liberación de neurotransmisores, químicos con los que se comunican las neuronas.
Aquí es donde se desarrolla el “circuito de la recompensa”, mediante la dopamina los seres humanos pueden sentir placer mientras comen, o cuando se realizan otras actividades. Esta también es la razón por la que surge el deseo de repetir la actividad que provocó placer.
¿Hay algo malo en esto?
Son invariables las personas que comen aunque no tengan hambre, e innumerables las que dicen hacerlo por estrés. Esto lo explica la experta Marcia Hiriart como la activación frecuente del sistema de recompensa. La leptina, el neurotransmisor que se encarga de avisarle a las neuronas que ya están satisfechas, puede llegar a perder su efecto.
Los hábitos de las personas llegan a cambiar drásticamente este sistema de apetito y saciedad al crear resistencia a la leptina. Y aunque los mensajes sean emitidos las neuronas ya no responden como es debido. Esto puede pasar por ignorar el sentido de saciedad cuando ya se está satisfecho.
¿Dónde y cómo inicia el apetito?
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