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Por Hugo Maguey
En los últimos años, parece haber una creciente percepción de que los accidentes aéreos están en aumento. Sin embargo, los datos demuestran que la seguridad en la aviación comercial ha mejorado significativamente en las últimas décadas, consolidando el transporte aéreo como uno de los medios más seguros.
Un panorama más seguro
Las estadísticas de los últimos diez años refutan la idea de un incremento en los accidentes aéreos. En 2013, la tasa de accidentes era de 2.31 por millón de vuelos, pero en la actualidad, esta cifra ha descendido a 1.21. Esto representa una mejora del 48%, según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). Además, en 2022, el riesgo de mortalidad se redujo a un histórico 0.11, lo que equivale a que una persona tendría que volar diariamente durante más de 25,000 años para experimentar un accidente fatal.
Accidentes fatales en números
El número de accidentes fatales y de víctimas también ha mostrado una tendencia a la baja:
- En 2013, se registraron 11 accidentes fatales con 173 víctimas.
- En 2018, hubo 15 accidentes con 366 fallecidos, una cifra significativamente menor a las 2,380 muertes de 1972.
- En 2022, se produjeron únicamente cinco accidentes mortales, una reducción en comparación con los siete de 2021 y la media quinquenal de siete accidentes.
Estos datos reflejan los avances tecnológicos, los rigurosos estándares de seguridad y las constantes auditorías realizadas en la industria.
¿Por qué la percepción de mayor riesgo?
Pese a estas mejoras, la percepción pública no siempre coincide con la realidad. Algunos factores contribuyen a esta discrepancia:
- Cobertura mediática intensiva: Cada accidente, por pequeño que sea, recibe una amplia difusión en los medios de comunicación y las redes sociales. Esto amplifica la percepción de que los accidentes son más frecuentes.
- Incremento en el tráfico aéreo: Durante temporadas altas, como las festividades de fin de año, el volumen de vuelos aumenta significativamente, y los incidentes aislados tienden a captar más atención.
- Memoria emocional: La espectacularidad de los accidentes aéreos deja una huella profunda en la memoria colectiva, lo que puede influir en cómo se perciben los riesgos asociados al transporte aéreo.
Conclusión
Los datos son contundentes: la aviación comercial no solo es segura, sino que sigue mejorando sus estándares año tras año. Aunque la percepción de mayor riesgo puede parecer real debido a factores externos como la cobertura mediática y el aumento de vuelos, la realidad es que volar nunca ha sido más seguro.
Es importante que, como sociedad, aprendamos a diferenciar entre percepción y realidad, confiando en datos verificables y promoviendo la información basada en hechos. Esto no solo ayuda a combatir temores infundados, sino que también fomenta una comprensión más justa y precisa de la seguridad aérea.
