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Por Carlos Gabriel Peters
La madrugada del 12 de diciembre de 2024, la Cámara de Diputados de México aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2025, estableciendo un gasto total de 9.3 billones de pesos. Esta decisión ha generado controversia debido a los significativos recortes en sectores clave como salud y seguridad, lo que ha suscitado críticas por su viabilidad económica.
Recortes en el sector salud
El presupuesto asignado al sector salud para 2025 es de 918.4 mil millones de pesos, lo que representa una disminución del 11% en comparación con el año anterior. Este ajuste afecta principalmente a la Secretaría de Salud, que enfrenta una reducción del 34%, equivalente a 34.4 mil millones de pesos. Instituciones como el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, el Instituto Nacional de Cancerología y el Hospital General “Dr. Eduardo Liceaga” también sufrirán recortes de hasta el 19%.
Aunque se ha incrementado el presupuesto para el programa IMSS-Bienestar en un 30.2%, alcanzando 174,623 millones de pesos, expertos advierten que este aumento no compensa las reducciones en otras áreas de salud. La organización México Evalúa alerta que estas medidas podrían provocar un retroceso de 20 años en el sistema de salud, ampliando las brechas entre la población asegurada y no asegurada.
Impacto en otros sectores
Además del sector salud, el presupuesto de 2025 contempla recortes en seguridad pública y defensa. La Secretaría de la Defensa Nacional enfrentará una disminución del 43.8% en su presupuesto, mientras que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana verá una reducción del 36.2%.
Por otro lado, se han incrementado los recursos para programas sociales y proyectos de infraestructura prioritarios, como la construcción de viviendas y el desarrollo de líneas ferroviarias. Sin embargo, analistas señalan que estas reasignaciones podrían no ser suficientes para contrarrestar los efectos negativos de los recortes en sectores esenciales.
Viabilidad económica cuestionada
El gobierno proyecta un crecimiento económico del 2% al 3% para 2025 y una reducción del déficit fiscal al 3.9% del PIB. No obstante, economistas consideran estas estimaciones demasiado optimistas, especialmente en un contexto de desaceleración económica y posibles riesgos externos, como la incertidumbre en las relaciones comerciales internacionales.
La combinación de recortes en sectores clave y proyecciones económicas ambiciosas plantea dudas sobre la sostenibilidad del presupuesto. La reducción en el gasto en salud y seguridad podría debilitar la capacidad del Estado para atender necesidades básicas de la población, mientras que las metas de crecimiento podrían no alcanzarse si no se fortalecen las inversiones en áreas fundamentales para el desarrollo económico y social.
En resumen, el Presupuesto de Egresos de la Federación 2025 refleja prioridades que han generado debate sobre su realismo y eficacia para promover un desarrollo equilibrado y sostenible en México.
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